La Comisión Europea ha presentado una ambiciosa estrategia denominada “Visión para la Agricultura y la Alimentación 2040”, con el objetivo de transformar el sistema agroalimentario de la Unión Europea. El plan contempla medidas clave que pueden tener un impacto directo en el sector vitivinícola, especialmente en lo que respecta a sostenibilidad, digitalización e innovación rural.
El documento, impulsado por la presidenta Ursula von der Leyen, parte de una premisa clara: los agricultores europeos, incluyendo a viticultores y bodegueros, deben contar con herramientas más ágiles, respaldo económico sólido y mayor capacidad de adaptación ante desafíos como el cambio climático, la despoblación rural o la competencia internacional.
Agricultura con rostro humano: simplificación y apoyo real
Uno de los pilares más destacados de esta visión es la simplificación del marco legislativo agrícola, algo especialmente relevante para pequeñas y medianas bodegas, que a menudo enfrentan una burocracia excesiva. Está previsto que la Comisión presente este mismo año un paquete normativo para aliviar las cargas administrativas en la gestión de ayudas de la PAC.
Más tecnología en el viñedo
La estrategia también contempla una agenda digital para la Agricultura de la UE, que incluirá herramientas y servicios orientados al uso de datos, sensorización, agricultura de precisión y gestión inteligente del agua. Esta apuesta puede ser determinante para la modernización de los viñedos europeos, así como para un uso más eficiente de los recursos naturales.
Fondos europeos para un campo con futuro
La Política Agrícola Común contará con 53.800 millones de euros en 2025, de los cuales un 32% estará destinado a objetivos medioambientales, como la mejora del suelo, el agua y la biodiversidad. En el caso del viñedo, esto se traduce en incentivos para prácticas como la cubierta vegetal, el secuestro de carbono o la reconversión ecológica de explotaciones.
Sostenibilidad y competitividad: dos caras de la misma moneda
La estrategia pone el foco en hacer más atractiva la vida en el medio rural, en particular para las nuevas generaciones. La viticultura, motor económico en regiones como Montilla-Moriles, Priorat, La Rioja o Rías Baixas, puede beneficiarse de estas políticas si logra posicionarse como sector estratégico en la transición verde.
Una invitación al consenso
La Comisión ha llamado a los Estados miembros, organizaciones agrarias, cooperativas y entidades del sector a participar activamente en el despliegue de esta hoja de ruta. El éxito del modelo dependerá, en última instancia, del equilibrio entre exigencias ecológicas y rentabilidad para los productores.
B. Bilbao
Redactora - Editora
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