La 39ª edición de la Cata del Vino Montilla-Moriles concluyó este domingo en Córdoba consolidando su apuesta por la fusión entre el vino, la gastronomía local y el patrimonio histórico-artístico de la ciudad. A pesar de que el inicio estuvo marcado por el luto oficial, el evento cerró con un balance muy positivo tanto en participación como en ambiente.
"Creo que las expectativas se han cumplido. Hemos conseguido fusionar perfectamente el mundo del vino con la mejor gastronomía cordobesa y nuestro patrimonio", valoró el presidente del Consejo Regulador, Javier Martín. Desde la organización se subraya el esfuerzo por mantener el respeto institucional y, al mismo tiempo, ofrecer una experiencia completa a los asistentes.
La cita, que este año optó por un modelo de acceso mediante ticket —con derecho a copa y plato gastronómico—, abrió diariamente de 12:00 a 20:00 horas. Esta ampliación de horario buscó reforzar el “tardeo”, una fórmula que ha recibido buena acogida por parte del público, después de que en anteriores ediciones se criticara el cierre temprano.
"Nos criticaban por cerrar demasiado pronto. Este año apostamos por alargar la jornada hasta las ocho de la tarde para dar más espacio a los visitantes", explicó Martín, quien también recordó que las bodegas y cooperativas del Consejo Regulador cuentan con recursos limitados para mantener un horario aún más amplio.
La Cata del Vino Montilla-Moriles ha vuelto a demostrar su capacidad para atraer tanto a cordobeses como a turistas, proyectando la riqueza vitivinícola de la zona más allá de sus fronteras. "Había muchas ganas de cata. Invitamos a todos a disfrutar no solo de nuestros vinos, sino también de las innovaciones que presentaron bodegas y restaurantes", añadió el presidente.
Con el cierre de esta 39ª edición, Córdoba reafirma la importancia de este encuentro como uno de los grandes escaparates del vino andaluz.
B. Bilbao
Redactora - Editora
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