Entrevista a Cristóbal Luque V., enólogo e ingeniero técnico agrícola.
Hoy en VTM.News, publicamos una entrevista con Cristóbal Luque, quien nos ofrece una visión clara y directa sobre la convulsa situación actual del sector vitivinícola en Montilla-Moriles.
Cristóbal Luque aporta perspectivas valiosas desde diversos roles: gerente de varias asociaciones de la región (Asociación de Bodegas de Moriles y Asociación Cultural Vino en Rama), director de la Cata de Moriles, enólogo, ingeniero técnico agrícola y morilense de pura cepa.
¿Cristóbal, cual es su relación con el mundo del vino? Cuéntenos
Siendo de Moriles es muy fácil haber tenido alguna relación con el vino. Hace unos años todo el mundo tenía una viña en Moriles, ahora también pero menos. Mi propio padre fue socio fundador de su cooperativa. La cultura del vino me ha rodeado siempre y ha estado presente en mi vida de un modo u otro ya que he mantenido continuamente conexión con las bodegas y los viticultores.
De joven trabajé en diferentes campañas de elaboración en la Coop. Vitivinícola de La Alberca de Záncara (Cuenca) y en Vinícola de Castilla de Manzanares (C. Real).
Desde hace tiempo hago catas divulgativas y presentaciones de vinos, en diversas ediciones he participado como jurado de “1000 No se Equivocan” del Concurso Regional de Vinos de Alcázar de San Juan, así mismo he sido catador oficial de FERCAM en Manzanares, también miembro del jurado de cata del Concurso de Vinos del Real Casino de Madrid desde su inicio y recientemente también de EcoRACIMO.
He tenido también el honor de presidir ASCUVICR durante varios años, el Club de Vinos de Ciudad Real, donde resido, un Club muy activo que tiene ciento cincuenta miembros y ahora por azares de la vida, dedico tiempo a contribuir con la Asociación de Bodegas de Moriles y la Asociación Cultural Vino en Rama en labores de gerencia.
Esta vinculación más directa comenzó hace unos cinco años cuando la Asociación de Bodegas me encargó la coordinación de la Cata de Moriles lo que me ha posibilitado un mayor conocimiento del entorno y ha dado lugar a una relación más estrecha y fructífera con buena parte del sector vitivinícola de toda Montilla- Moriles por medio de nuestros trabajos e iniciativas de modo que como si fuera un caleidoscopio también para miembros de la más reciente Asociación Vino en Rama, lo que me enorgullece enormemente a la vez que me infiere gran responsabilidad.
¿Cuando surge la Asociación de Bodegas de Moriles y por qué?
Las bodegas de Moriles llevaban tiempo creando un buen ambiente, un buen rollo, formando una zona de entendimiento cuando en dos mil diecisiete se dio el momento propicio para el acuerdo definitivo de manera autónoma, sin auspicios ni dependencias lo que engrandece el paso dado por los bodegueros/as en torno a la necesidad de trabajar por los vinos y las viñas de Moriles de manera más coordinada cuando todo el marco seguía en declive y el arranque de viñedo era lo predominante.
Las bodegas, lagares y cooperativas de Moriles tomaron conciencia definitiva de que juntos se llega más lejos.
La Asociación de Bodegas de Moriles vela por los intereses de las bodegas que la componen pero también por todo el sector vitivinícola tanto de Moriles como de toda la D.O. ya que entendemos que lo que sea bueno para Moriles es bueno para Montilla-Moriles.
Las bodegas de Moriles tienen la aspiración de mejorar su importancia y su papel dentro del marco de nuestro Consejo Regulador asumiendo cada día mayor protagonismo y también mayor responsabilidad acorde a nuestro potencial y a nuestras capacidades.
Moriles aporta desde siempre calidad, prestigio y reconocimiento a la D.O.P. Montilla-Moriles a través del trabajo de sus viticultores y bodegueros y por la calidad de sus vinos.
Por este motivo, un gran objetivo es encontrar la mayor protección a la singularidad y a la personalidad de nuestros vinos y a nuestro territorio de calidad superior en el marco de la Denominación de Origen.
Las zonas de calidad superior de Montilla-Moriles deberían tener una regulación específica de protección en cuanto a su suelo, usos, rendimientos, manejo, sostenibilidad, etc., para que este legado pueda ser transmitido con garantías a generaciones futuras.
Según nos cuenta, una de sus vinculaciones es con la Cata de Moriles y sus Jornadas Técnicas que ya son un referente no solo en la zona. Háblenos de ello.
Es algo lindo que no ha sido flor de un día. Ha sido siempre y lo sigue siendo, fruto de un trabajo colectivo mantenido en el tiempo y con muy pocos recursos, por cierto. Así, ya se han cumplido veinticinco años de Cata.
La Cata de Moriles es uno de los mayores eventos de vino de la provincia de Córdoba. Que tiene un nivel de excelencia y de calidad reconocido por muchos y que cada año reúne a más visitantes de cerca y de lejos, alrededor de una Cata que cada vez es más abierta.
Ha sido consecuencia de un trabajo continuado bajo distintos colores políticos porque en Moriles todo el mundo tiene claro que la Cata es un gran acontecimiento que debemos cuidar al máximo porque representa lo mejor que tenemos y lo mejor que sabemos hacer para el mundo. Los Vinos de Moriles.
Nació del anhelo de un grupo de jóvenes de aquel momento (actual Asociación de Jóvenes Amigos del Vino de Moriles) por hacer en su pueblo un evento de vinos a la altura de nuestras aspiraciones colectivas.
Los responsables políticos lo han ido engrandeciendo dando todo el apoyo posible hasta la actualidad en que la propia Asociación de Bodegas como aspiración legítima se involucra más y decide tomar las riendas junto a nuestro Ayuntamiento para conseguir cada año que los Vinos de Moriles y nuestra cultura de vinos sean más y mejor conocidos por el público general a través de catas dirigidas, visitas a bodegas, charlas divulgativas, puertas abiertas, incluso del hedonismo, en un ambiente lúdico y festivo pero modélico donde acuden familias enteras, grupos de jóvenes, amigos y familiares de toda la geografía española para encontrarse en un medio amable, animado y hasta bullicioso, pero sin desmanes de ningún tipo donde la cultura del vino, el disfrute y la moderación imperan.
Para reforzar esta necesidad divulgativa apostamos hace unos años, por instaurar en torno a la Cata las Jornadas Técnicas y Profesionales, una pata científica que en poco tiempo se ha convertido en un referente técnico y de comunicación entre multitud de profesionales del sector del vino no solo del marco y la provincia sino de toda Andalucía.
Se ha convertido pronto en un encuentro profesional amplio que reúne cada edición a protagonistas de alto nivel de todos los sectores que tienen que ver con el mundo de la viña, el vino, la gastronomía, la investigación, la comunicación, la enseñanza, el enoturismo, la hostelería, etc. porque está concebido como una excusa obligada para dotar al sector de un modelo de cooperación y de intercambio de saberes transversal e interprofesional que de a la vitivinicultura de nuestro marco un altavoz que enpodere lo que hacen tantas personas cada día con tanto esfuerzo para obtener un mayor nivel de desarrollo social y económico.
Y la Asociación Vino en Rama ¿Cómo surgió y qué alcance tiene?
Las cosas casi siempre nacen por alguna necesidad. Los vinos en rama en Moriles, también en Montilla y en todo la zona, fueron desde antiguo la bebida habitual de disfrute para la mayoría hasta la llegada de las bebidas azucaradas, la popularización de la cerveza y otros alcoholes. Los vinos se tomaban en rama siempre, era lo normal.
Quizás sea bueno recordar que estos vinos eran los que salían de las bodegas a las tabernas y a los bares en su estado más natural, es decir, recién sacados de la bota a la garrafa o a la botella, en todo caso con algo de filtrado y punto. Luego llegó la estabilización para que los vinos pudieran viajar más lejos y para aguantar más tiempo.
Pero ese proceso no estaba ni aún está al alcance de cualquier bodega, es una tecnología cara. Por eso se ha mantenido la demanda de estos vinos en toda la zona y sobre todo en Córdoba, que sigue siendo nuestro mercado principal y más importante para pequeñas y medianas bodegas del marco.
De este modo se ha seguido cultivando la costumbre de vender y tomar vinos en rama.
Pero no todos los operadores han pensado siempre lo mismo sobre la presencia de estos vinos en el mercado. Esa división de opiniones hizo que algunas bodegas, al inicio, curiosamente una de Moriles y otra de Montilla se pusieran manos a la obra para articular un modo de promoción, defensa y dignificación de la forma más tradicional de presentar y tomar vinos de la zona y la cultura que los rodea.
Es verdad que hay que cuidar la calidad de los vinos, para eso también precisamente ha nacido la Asociación Cultural Vino en Rama. Además de con el propósito de liderar esta cultura allá donde haya una bodega que los elabore, respete el compromiso de calidad y comparta los objetivos de cuidado y promoción de estos vinos que hay que cuidar y proteger porque es economía y es identidad.
Cualquier vino puede tomarse en rama y en cualquier lugar pero no existe esa costumbre en muchos sitios. La diferencia está en que en Andalucía, en Córdoba y en Montilla-Moriles precisamente sí mantenemos esta antigua tradición de apreciarlos y disfrutarlos.
Ya son diez las bodegas del marco las que comparten estos valores e intereses y trabajan en la divulgación y la singularidad de estos vinos y en las innovaciones que se están dando cada día más en nuestra zona y que el pliego de condiciones actual de la D.O. no recoge.
Hagamos una radiografía de nuestra zona ¿Cómo son las bodegas de hoy en la Denominación de Origen Montilla-Moriles?
Son variopintas y diferentes como la vida misma, es algo enriquecedor porque son complementarias en la diversidad sobre todo si se sabe canalizar correctamente, por ejemplo en el enoturismo.
La D.O.P. Montilla-Moriles está compuesta por un pequeño entramado de unos cincuenta y seis operadores formado por cooperativas, bodegas y lagares de muy distinta índole y tamaño, desde perfiles netamente familiares a sociedades participadas o cooperativas de pequeña y mediana dimensión.
Pero pensemos que entre todo el sector de nuestra zona en el año pasado no se llegó a molturar, por la sequía, ni 30 millones de kg de uva, lo normal son unos 40 M, que equivale a lo que una sola cooperativa no muy grande de La Mancha, por ejemplo, elabora en una campaña normal.
La realidad es que ocupamos poco espacio en el enjambre de unas cuatro mil bodegas elaboradoras de vino en España sobre todo en cuanto a producción se refiere y menos aún en superficie que ronda las tres mil setecientas hectáreas a día de hoy. Aunque parece haber un pequeño repunte este año, el arranque de viñas y la pérdida de derechos de plantación son desgraciadamente la tónica general de los últimos años sobre todo entre los pequeños viticultores por la baja rentabilidad del cultivo.
Por otro lado las dinámicas de trabajo en grupo y las sinergias entre bodegueros no tienen tradición en nuestra zona. Se ve raro todavía establecer colaboraciones y compartir objetivos. Muchas veces reina la desconfianza y el recelo.
Lo peor que yo veo es que los intereses, los objetivos y las aspiraciones de unos y de otros no están alineados, no están concertados. No hay tradición de consenso para establecer estrategias comunes.
Aunque en lo que yo conozco, sí que se trabaja con mucho esfuerzo y mucha ilusión por mantener la tradición y el negocio fundamentados en la calidad y con innovaciones cada vez más interesantes pero de manera individualizada sin responder a una estrategia sectorial acordada.
A pesar de todo, sí somos una región vitícola de reconocido prestigio en la enología nacional por la calidad y genuinidad de nuestros vinos sobre todo generosos, aunque entre los consumidores se conocen y se consumen poco.
Y en particular las de Moriles ¿Cómo son?
El tema de la dimensión es un factor condicionante para la renovación y la modernización del sector porque tiene que ver con las posibilidades reales de acceso a la información, al acceso a las políticas de ayudas oficiales, a la financiación y tiene gran repercusión en la preparación y formación de las personas y de los equipos y por tanto en la rapidez de la implementación de los cambios necesarios para la supervivencia y para conseguir éxitos.
Las bodegas de Moriles son en su mayoría de tradición familiar y de poco volumen, incluidas las dos cooperativas. En Moriles hay bodegas porque hay bodegueros y bodegueras y no al revés, el vino se lleva en la sangre, prima la calidad y los procesos naturales de tradición artesanal lo que hace que por un lado se sigan ofreciendo los vinos tradicionales que mantienen gran demanda y tienen alto reconocimiento en los mercados como son nuestros vinos en rama y por otro se tiene desde hace tiempo puesto un ojo en el desarrollo de proyectos innovadores muy interesantes que están ofreciendo resultados espectaculares dadas nuestras características de suelo, microclima, versatilidad de la Pedro Ximénez y otras variedades, así como el saber hacer de los profesionales del campo y de las bodegas que están dando titulares poco a poco a sus elaboradores.
También es destacable el esfuerzo en el desarrollo del enoturismo donde cada vez hay más dotación de infraestructuras y alojamientos rurales a través de iniciativas privadas. Moriles es ya hoy al sur de Córdoba donde más alojamientos de este tipo hay.
Las limitaciones mencionadas anteriormente también están ahí pero Moriles innova y se adapta a su ritmo a la vez que mantiene su identidad.
Dígame, a su juicio ¿Qué salud tiene en la actualidad la Denominación de Origen y su Consejo Regulador?
En mi opinión, un sector con tan pocos actores debería tener una dinámica más enriquecedora en cuanto a hábitos de contactos y sinergias que podrían ser propiciadas por el Consejo Regulador.
Porque es llamativa la escasa interrelación que se puede detectar, entre los diferentes operadores que apenas interaccionan entre sí, aunque sea sabido que una minoría de bodegas forma al parecer un núcleo dirigente, la verdad es que la mayoría no conoce las preocupaciones ni los problemas de los demás, algunos ni se conocen, ni se visitan, ni se encuentran. Algo que resulta sorprendente y hasta preocupante en un área tan reducida que de por sí favorecería estas relaciones sectoriales porque una cosa es la competencia y otra es la competitividad en un sector tan global para la que debemos estar lo mejor preparados posible.
Un Consejo Regulador que se precie debe llevar la batuta y proponer las iniciativas y programas en este sentido. A ello ayudaría enormemente que los llamados “grandes” ejercieran un verdadero liderazgo y se convirtieran en referentes admirados en la zona porque los pequeños y medianos los necesitan como buques insignia para abrirse camino mejor y navegar todos con el mismo rumbo. Pero esto hoy parece difícil.
Creo que todos nos necesitamos. Si algún grande piensa que estando solo en el mercado le iría mejor se equivoca y si los pequeños creen que todo el mal viene de los grandes les falta realismo y autocrítica.
En resumen y a mi juicio, hay desgraciadamente poca tradición de dialogo, poca implicación y escasa voluntad de cooperación y compromiso. Demasiado dirigismo y desigualdad en las oportunidades genera situaciones de bloqueo. De ahí la desconfianza y casi nula costumbre de trabajo en grupo, lo que acentúa más si cabe este estado anémico y decadente que hoy tiene nuestra Denominación de Origen.
Es necesario revertir pronto este escenario que ha demostrado desde hace mucho tiempo no dar resultados positivos, más bien al contrario.
Creo que nuestra D.O. en estos momentos necesita ayuda pero debe dejarse ayudar.
Este trabajo deben hacerlo los protagonistas, los operadores, tomando conciencia de la realidad en primer lugar porque las soluciones no vendrán de fuera ni de otros estamentos.
Eso sí, se salvan por merito propio, los avances individualizados e innovaciones particulares que algunas bodegas o grupos están consiguiendo por su cuenta.
La calidad de nuestros vinos y de nuestras variedades de uva empezando por las posibilidades de la Pedro Ximénez no nos ha abandonado. Muchas cosas a nivel empresarial se siguen haciendo bien.
Por eso yo creo que otra realidad es posible. Necesitamos una Denominación de Origen y un Consejo Regulador que reaccione y actúe, por ejemplo, frente a los desafíos del cambio climático y ante la posible incidencia del uso de la nomenclatura de “vinos generosos” por otras zonas vitícolas o ante el reto que pueda suponer la expansión de la uva Pedro Ximénez en la zona de Jerez o que aborde la regulación y el reconocimiento de las innovaciones de las bodegas y que ayude al freno del arranque de viñedo, etc.
Con otras políticas, con más dialogo, quizás otros actores y otro equilibrio actualizado, la D.O.P. Montilla- Moriles podría entrar en una dinámica diferente y más positiva.
En este sentido algunos sí están haciendo esfuerzos para corregir o mejorar esta situación. La propia existencia y las iniciativas de la Asociación de Bodegas de Moriles a través de las Jornadas Técnicas y Profesionales quieren favorecer este cambio de ambiente desde la responsabilidad y el compromiso, facilitando el intercambio de ideas y el dialogo a la vez que la reivindicación de nuestra singularidad y la contribución histórica de prestigio a la Denominación de Origen a la que damos nombre desde su nacimiento hace casi noventa años.
No somos los únicos, hay otros grupos y asociaciones como la Asociación Vino en Rama u otras, que con su programa de actuaciones e iniciativas contribuyen también a mayor conocimiento de la cultura de nuestros vinos y al crecimiento del sector para beneficio de todos.
Es deseable que cada día seamos más en esta línea de compromiso de mejora y actualización.
Se ha hablado mucho sobre la suspensión de la Cata de Córdoba ¿Qué opina? ¿Tienen toda la información?
Esta es una situación delicada en la que se entrecruzan la necesidad de cautela, la prudencia y hasta la obligación de la máxima comprensión posible que se entremezcla con la necesidad de información y de transparencia porque la situación que ha creado el Consejo Regulador es confusa y preocupante.
Los argumentos han sido los de parada técnica y el impago de las dos últimas ediciones a las bodegas participantes, lo que ha colmado el vaso, según los propios responsables del Consejo.
No han publicado más datos salvo que la profundidad de los problemas económicos pueden acabar comprometiendo la campaña de promoción anual o el normal funcionamiento de la D.O., lo cual sería más grave si cabe.
Por esto, lo que urge es la petición a los actuales responsables del Consejo de la máxima transparencia para comprender mejor la situación y la necesidad de presentación de un plan de saneamiento y viabilidad lo antes posible.
Esta es la mejor manera de apoyar a nuestra Denominación de Origen en estos momentos que necesita imperiosamente un margen de maniobra para alcanzar la mejor solución con el mayor consenso posible que evite situaciones gravosas e injustas para los operadores, lo que se conseguiría mejor con la mayor dosis posible de humildad y dialogo.
Todo el sector y la sociedad entera tiene derecho a saber lo que está pasando en toda su dimensión, realismo o crudeza porque afectará al porvenir de la D.O. que pertenece a todos.
Hablemos de los vinos de Montilla-Moriles ¿Qué se está haciendo?
No sé si los lectores de este medio saben que España es el mayor viñedo del mundo y el tercer productor de vino en volumen pero uno de los últimos en consumo por habitante a pesar de que se elabora vino en todas las regiones del país.
Esto es duro, porque no va aparejada la producción y la tradición con el conocimiento y la consciencia de la necesidad de mantener los cultivos de viña en los territorios para poder retener población, para mejorar la renta per cápita, para asegurar el desarrollo, etc.
En general no se está sabiendo trasladar a la gente la relación que hay entre una buena cultura de vinos y la importancia de la tradición, con las posibilidades de innovación, la conservación del paisaje y del medio natural, las relaciones sociales, la cultura local y el disfrute de la vida, algo tan nuestro.
Por otro lado, es muy difícil tener capacidad de generar tendencias, eso solo está al alcance de los grandes, grandísimos y en Montilla-Moriles no los tenemos, por lo que lo habitual es que las empresas, en este caso las bodegas, quieran poner a disposición del consumidor lo que este demanda, lo que está de moda, lo que se vende.
Todo negocio tiene derecho a subsistir acomodándose a las circunstancias, cultivando otras variedades y elaborando otros vinos y eso está ocurriendo en nuestra zona, muchas veces con dificultades y otras con destacado éxito.
Cada bodega debe tener la posibilidad de establecer su propia estrategia y encontrar su camino pero también es muy importante que sepamos dónde estamos, quienes somos, de donde venimos y adonde queremos ir.
En Moriles y en todo el marco, tenemos un marchamo de calidad y prestigio como elaboradores de vinos andaluces singulares que no podemos dilapidar, más bien debemos proteger y perpetuar sencillamente porque somos genuinos en algo único que nos identifica y nos distingue de otros que son nuestros vinos generosos, ahora denostados por falta muchas veces de capacidades y limitaciones propias.
Tenemos además que el Consejo Regulador de Montilla-Moriles debiera liderar esta problemática buscando con consenso un equilibrio entre las necesidades del mercado, nuestro potencial real y nuestra identidad.
Deberíamos saber acompasar la tradición con la innovación y evitar el sálvese quien pueda.
Cuando elaboramos vinos de otro tipo, frecuentemente con acierto y fortuna quizá estamos ganando tiempo y la supervivencia tan necesaria y hasta loable, pero es mejor no estar jugando un partido en el campo de juego de otros porque si imitamos será muy difícil conseguir la excelencia.
Podemos obtener unos resultados magníficos, como ya está pasando, cuando innovamos e investigamos en base a nuestros propios recursos (cepas, uvas, suelo, parajes, técnicas…) fundamentados en la identidad y y el trabajo bien hecho.
El futuro debe ser nuestro porque tenemos los mimbres para que así sea.
¿Pero los jóvenes entienden ya nuestros vinos o seguimos siendo un país para viejos?
Está claro que los consumidores del futuro son los jóvenes de hoy y por eso es fundamental conseguir que tengan alguna relación, algún conocimiento aunque sea mínimo con el mundo del vino.
Córdoba es tierra de vinos. Tierra tradicional de vinos generosos andaluces que aportan a la enología mundial caracteres únicos. Esto es un clásico manido pero es así.
Nuestros vinos criados bajo velo de flor, por ejemplo, son el reto de los enólog@s de medio mundo. Pero mira por donde a la mayoría de nuestros jóvenes no les llegamos, les parece que nuestros vinos clásicos son vinos para viejos. Esto es un grave problema.
Debemos comprender y analizar esta impresión que es una señal de alerta para que modifiquemos lo modificable, como elaborar vinos más ligeros, vinos con menos crianza, vinos con menor contenido alcohólico... pero todo ello con la finalidad también de utilizar estos vinos, cada vez menos novedosos: jóvenes, espumosos, de bajo grado, frizantes, etc., de manera estratégica como puerta de entrada a nuestro mundo vitivinícola natural. Debemos trabajar para acabar jugando en nuestro campo.
Es cierto que los vinos de siempre tienen ahora difícil entrada en el paladar de los más jóvenes pero tienen la capacidad de atraparte cuando menos te lo esperas, sobre todo si se les da la oportunidad.
Busquemos y persigamos esas oportunidades con la educación, la formación y la divulgación.
Todas las bodegas y lagares de Montilla-Moriles están elaborando ya en esta línea vinos jóvenes, ligeros y frescos, de fácil entrada como decimos, como son por ejemplo los de la iniciativa de Los Insensatos u otros autores de renombre en la zona y más transversal e inclusiva la de vinos en rama de la Asociación Vino en Rama, que como digo, agrupa a diez bodegas del marco que tienen la finalidad promover y acercar nuestros vinos a todo tipo de público y especialmente a los más jóvenes a través de iniciativas culturales.
La iniciativa privada sí está más concienciada, se moviliza y funciona.
Hablemos de cifras ¿Cómo es la venta de estos vinos? ¿Cómo está la situación? ¿Tienen apoyos?
La comercialización sigue siendo otro talón de Aquiles de nuestras bodegas. No solo de nuestro entorno, también a nivel nacional nuevamente. Nos vendemos mal. Por cada € de ingreso por litro de vino vendido, Francia ingresa 9 € e Italia casi 4.
Es verdad que los vinos llegan hoy día a todos los rincones, internet lo facilita, pero es una venta con cuenta gotas y por canales minoristas. Cada cual hace lo que puede.
De momento los mercados de la capital y la provincia siguen siendo fundamentales sobre todo en cuanto a la venta de vinos en rama que son un soporte principal de las bodegas más pequeñas de la D.O.P.
Hay bodegas que ganan premios y reconocimientos de sus vinos y hay unas pocas bodegas con capacidad de exportación y que son capaces también de llenar los lineales de los supermercados del entorno y algo más, no sé si con eso salvan la situación.
La exportación de vinos de la D.O.P. Montilla Moriles está en torno al 10%. Aunque hay honrosas excepciones de bodegas con marcas bien situadas, la realidad es que estamos poco presentes en los mercados nacionales y menos en los internacionales.
En relación a los apoyos económicos o institucionales, hablo de lo que conozco, a veces existen y otras no. Puede haber una línea de apoyo económico a tiempo, como cuando el COVID o mecanismos de ayudas a la exportación que solo pueden aprovechar muy pocos y a la vez te niegan un lugar para celebrar un simple evento.
Sería deseable que llegue el momento en que nuestras instituciones quieran implicarse más. Su compromiso con la necesidad de cambios de mejora en la zona creo que debería ser mayor.
Para terminar ¿Se plantea algún reto inmediato? ¿Objetivos que desearía ver cumplidos?
Yo creo que a todos lo primero que nos gustaría ver pronto es el final de la sangría que supone el arranque de viñas y la pérdida de derechos de plantación por lo que supone de desaparición de patrimonio vitivinícola y riqueza en toda la zona.
Pienso que también nos gustaría ver un cambio de tendencia y a una Denominación de Origen Montilla Moriles fuerte, con capacidad de tomar la iniciativa, saneada económicamente, en plenitud de condiciones para desarrollar un buen plan de promoción que llegue a más sitios y a más bodegas, que sea capaz de llevar a cabo no solo una Cata pública y festiva sino también una Feria de Vinos profesional y de calidad, una D.O. que lidere y movilice a sus componentes para un futuro mejor.
Puede que para todo ello sea necesario renovar las estructuras, aumentar la participación y el compromiso de todas las bodegas en torno a una D.O. más moderna, más equilibrada y eficaz, donde se eviten o al menos se minimicen los recelos y las diferencias para trabajar en equipo y con sinergias.
Como reto emocionante muchos trabajamos a través de las asociaciones mencionadas en la recuperación de mercados antes zonas tradicionales de vinos de Montilla-Moriles y en la expansión de la cultura de nuestros vinos así como en la introducción paulatina de las innovaciones que generan nuestras bodegas.
Personalmente me gustaría que Moriles y las zonas de Calidad Superior tuvieran un lugar destacado en una nueva estructura con más autonomía de decisión y también con mayor peso y responsabilidad para beneficio común.
Estos compromisos guían mi trabajo.

B. Bilbao
Redactora - Editora

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