Pocos dudamos de que en Andalucía somos afortunados. En muchos sentidos, pero destacadamente en relación a la cultura del vino.
La gran diversidad de nuestra tierra, la variedad de microclimas y suelos diferentes han hecho posible desde tiempos remotos el desarrollo del cultivo de la viña en sus múltiples variedades y maneras.
Sobresalen por su importancia los vinos generosos, los de nuestro marco Montilla Moriles, los de Jérez y Sanlúcar a los que se suman últimamente algunos vinos de Huelva, mención que haremos aparte en otro momento.
Además de la significación de estos vinos por lo que suponen de aportación a la enología mundial por su genuicidad y tipicidad únicas, sin entrar a describir ni valorar sus características; la presencia exclusiva del velo de flor, el sistema de crianza biológica en botas de roble, el método de criaderas y soleras, etc., hay que mencionar otra cualidad de nuestra manera de disfrutar de las cosas.
Me refiero a la costumbre antigua y bastante extendida de tomar los vinos en rama, aunque desconozcamos este hecho. Hablo del gusto por tomar el vino en la bodega o en el lagar, a pie de bota, a pie de tinaja o a pie de cono.
Esta costumbre tan arraigada en nuestra tierra es sobresaliente en Córdoba y más aún en la Denominación de Origen Montilla Moriles donde es frecuente ir de bodegas, ir de bares o de tabernas a chatear vinos en medios o en copas.
Quién de nosotros no ha ido de perol con los amigos y ha compartido una copa de Vino en Rama, quizá sin saber que lo era.
Muchas bodegas y lagares del marco elaboran vinos en rama y no solo eso si no que, cuantas casas, chalet, bajos, hermandades o cofradías no cuentan con una pequeña bodega o sacristía con su andana de botas con Vino en Rama que se cuida como oro en paño.
En Moriles concretamente, hay hasta un popular concurso de vinos de sacristía, de vinos en rama, cómo no, que son cuidados y mantenidos con esmero y mimo en el que los particulares juegan a enólogos y a bodegueros como el que se erige en árbitro de un equipo para opinar sobre la alineación o juega a presidente del gobierno, todo para decidir cómo tener el mejor vino del pueblo para compartirlo con la familia y los amigos y presumir de ello, claro está.
Estas son costumbres tan bonitas y con tanta enjundia que merece la pena conocerlas y cuidarlas.
Valga aclarar que los vinos en rama son pues, esto mismo, la sencillez y la naturalidad envasada. Son vinos que van directos de la tinaja o la bota al paladar, muchas veces sin filtrar siquiera, conservando todos sus componentes naturales.
Son vinos que no están estabilizados, lo que se hace a través de procesos de frío.
Pueden estar por tanto, algo más turbios, aunque no necesariamente. De la bota o de la tinaja salen muy límpidos, suficientemente presentables y limpios aunque son algo menos perdurables.
No pidas en el bar un vino turbio. Pide un Vino en Rama. De calidad a ser posible.
Los vinos en rama por lo tanto, no son un tipo de vino. Es el momento de la vida del vino que eliges para tomarlo. Uno de los mejores momentos y una de las mejores maneras.
No tiene que ver con la edad del vino. Todos los vinos pueden tomarse en rama.
Otra cosa es que tengas esa bonita y sabrosa costumbre, pues no en todos los lugares vitícolas la tienen. Nosotros sí.
¿Somos afortunados o no?
Cristóbal Luque V.
Enólogo-Ingeniero Técnico Agrícola

Cristóbal Luque V.
Enólogo-Ingeniero Técnico Agrícola
Más de este Autor
La Pedro Ximénez una uva especial
Radiografía de una zona de vinos
Descubre el Mundo de los Concursos de Vinos
- Relacionado: